El acueducto romano de Gades, que abastecía a Cádiz desde el manantial del Tempul, es el de mayor longitud de Hispania y probablemente el quinto de todo el imperio, con alrededor de 80 kilómetros. Es todo un exponente de la ingeniería de la época, así como del poderío económico de la influyente sociedad gaditana de entonces, que logró canalizar el agua dulce de este manantial jerezano a través de la que probablemente fue la primera obra pública civil de la provincia de Cádiz. Una obra con la que se sorteó la dificultad del terreno en un extenso recorrido que arranca en Jerez, pasando por San José del Valle, Algar, Paterna, Puerto Real, Chiclana, San Fernando, hasta llegar a Cádiz, con lo que esto supuso y supone en la organización y configuración actual de los terrenos de la provincia, "que no se podría entender sin la existencia de esta obra".